VUELO M-111111: “FármacoInseguridad Social” Manuel Amarilla. Presidente del Foro Iberoamericano Ciudadanos y Salud
Este vuelo es de carácter nacional -“Spanish”- aunque en todos sitios cuecen habas con el temita que vamos
a tratar. Ahora, desde luego no como las de aquí, que en esto de cocer habas también somos campeones
Para que nadie se alarme demasiado e inútilmente, mencionaré que sólo me voy a referir a la modalidad
de protección social de la salud pública originada por la enfermedad, cuando debe ser tratada con fármacos. En concreto al uso o utilización de los medicamentos
por los ciudadanos, analizando si este proceso es
correcto por las posibles irresponsabilidades en las que
puedan incurrir todos los que participan en él.
Excluimos en nuestras reflexiones, por tanto, toda situación que esté amparada por la verdadera enfermedad de los ciudadanos que deba ser restablecida y cuyo
tratamiento esté justificado y sea idóneo. Somos -sin ningún género de dudas- partidarios de la idea de la Seguridad Social en todas sus facetas, pero cuando se realice con causa y corrección, y no con abuso, nocturnidad y alevosía que
perjudiquen a los demás, es decir, a todos nosotros.
En España ha hecho y hace demagogia política con la salud y la sanidad -en todas sus modalidades-, hasta el “Tato” y no me refiero a Eduardo Dato, que también la
hacía. Desde hace más de cien años, no se ha sustraído a ello ningún régimen político, ya fuera la Dictadura Franquista o la Democracia actual. El pensamiento
general, más o menos exacto, de que al pueblo hay que tenerlo contento con la salud, que ya le engañaremos de otra forma -que existen muchas-, siempre ha estado ahí, y lo que te rondaré morena.
Desde el Fuero de los Españoles del extinto abuelo Paco en 1945, el aparente
“Gratis total sanitario y medicamentoso” ha adornado beatífica y bonanciblemente nuestras vidas y ¡qué coño! también nos la ha destrozado en muchos sentidos, en
especial por lo egoístas, individualistas y abusones que somos cuando las cosas son de balde. Encima siempre son peores en sus comportamientos los que menos
contribuyen, esto es de libro. Me refería a los que no pagan un clavel, por si no se ha entendido.
La cosa costosa sanitaria acabó de fastidiarse cuando la Constitución Española de 1978, en su artículo 41, consagró definitivamente este espíritu y lo amplia
enormemente hasta hoy, en que tenemos esa España-Autonómica-cañí en salud- que aparenta soportar lo insoportable. Ha llegado la hora de reconocer que estamos
tiesos en muchos sentidos, pero también en salud, aunque nuestros políticos no tienen huevos de decirnos a las claras -menos ahora que va a ver todo tipo de
elecciones-, que él asunto no da para más, o si lo prefieren en francés “rien ne va plus”.
Al paso que vamos nadie puede ya dudar que el plazo máximo de 30 días fijado en
la reciente Ley de Morosidad para el pago a proveedores de suministros del Sistema Nacional de Salud (SNS) para el año 2013, es una falacia. En estos momentos las Autonomías deben más de 7.000 millones de euros a la industria farmacéutica, innovadora y de productos sanitarios y a Fenin (Asociación
de fabricantes), con un retraso en los pagos que oscilan entre los 41 días de Ceuta y Melilla -únicas en plazo legal- hasta los 709 días de Cantabria, siendo el
promedio de retraso en toda España de 281 días, ello cuando el plazo máximo legal permitido actual es de 60 días.
Nos preguntamos ¿quién va a poner el cascabel a este gato endeudado? Eso que no
hablamos de la deuda nada despreciable del gasto sanitario, el cual supera en estos momentos los 11.000 mil milloncetes de eurines. En este preocupante escenario para la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud deberíamos cuestionarnos por lo menos si nuestra salud medicamentosa está
totalmente garantizada o por lo menos el servicio y uso de ella. La respuesta es sencilla, en absoluto y cada vez más difícil.
Insistimos en la siguiente y necesaria pregunta: ¿Cuál es la razón? La respuesta
está en el viento de la culpa, en especial, de los ciudadanos que participan en ese festín insano e innecesario de ingesta de medicamentos como forma de vida, con el regocijo general de los agentes que deberían controlarlo, y que además, en muchas
ocasiones, lo inducen por acciones u omisiones favorables para sus propios intereses, aunque cínicamente digan lo contrario, y que todos conocemos.
Por una vez, y sin que sirva de precedente, vamos a empezar por el final. Esos
ciudadanos/as, españoles o inmigrantes –que para esto da igual-, alegres consumidores de medicamentos gratuitos porque se los ha recomendado la vecina
del quinto o el encargado del supermercado de la esquina de su casa. Estos “prescriptores de la experiencia” te pueden inducir al consumo de cualquier fármaco que les recetaron a ellos para los callos de los pies o para cualquier historia,
simplemente porque les fue bien y son gratis, paga el Estado –o sea, todos-.
En estas (increíbles) situaciones nos dan igual las posibles contraindicaciones de estos medicamentos que prescribimos y consumimos, y los graves efectos
secundarios que puedan originar u originarnos. Si hay algún problema vamos a urgencias de cualquier hospital cercano, colapsándolas y jodiendo a los que
verdaderamente estén allí por necesidad verdadera.
Lo único importante es sentirnos galenos (médicos) por un día -o los que hagan
falta-, es el gratis total que nos han enseñado y nos consienten hasta que se acabe. Y siempre es igual, pagamos justos por pecadores. Luego vienen las restricciones a
los que tendríamos más derecho por hacer las cosas bien y no abusar del asunto. Los políticos no os lo dirán pero yo sí: Sois unos mamones los que hacéis esto.
Luego están (estamos) -aunque yo lo pago de mi bolsillo y lo menos posible- los
que ingerimos normalmente aspirinas, ibuprofenos y paracetamoles sin que nos preocupe gran cosa el hacerlo. Jodido error. La mayoría de estos conocidos medicamentos nos acabarán creando problemas en nuestra salud cuando su
Las aspirinas y las hemorragias estomacales que originan, si no se toman correctamente, son un clásico de las urgencias. Hay gente que se toma dos
aspirinas en ayunas con zumo de naranja, o con alcohol, o leche en otras
ocasiones, y tan a gustito para el hospital -eso sí, después del Madrid-Barcelona-,
todos de golpe a colapsar, como ocurriría anoche. El ibuprofeno, cuando se abusa de él, te estropea el estomago y más cosas, y el
paracetamol, en exceso, te destroza el hígado, el único que tenemos. El exceso de vitamina C te puede acarrear problemas cardiovasculares o hepáticos, etc.
En fin, si sigo no acabo, pero qué no podríamos contar de los medicamentos
famosos superconocidos, como Adiro, Nolotil, Gelocatil, Lexatin, Orfidal, Trankimazin, Ventolin, Almax, Sintrom, Termalgin, Omeprazol, Duphalac, Noctamid, Frenadol, Tranxilium, etc. ¿Los usamos siempre correctamente? Ya me gustaría. La cantidad de personal que estará criando malvas por este motivo y
por los cocteles creativos que se hacen con ellos.
Por no detenerme en los medicamentos estrellas como Lipobay, Agreal, Vioxx, o
los recién aprobados por las Agencias de Medicamentos y que al año -o a lo sumo a los tres-, tienen que ser retirados habiéndose llevado a un montón de compañeros
ciudadanos para el otro mundo sin que nadie responda por ello. Eso sí, te dirán por la tele en los telediarios que los que estén vivos vayan a su médico para que se lo
cambien porque hay otros que no matan y que ya existían. Todo por el morro para que el personal no proteste.
El ciudadano español, en general, es carne de cañón para cualquier modalidad de daño, y más al ser de gorra lo del medicamento. Es un ser autocomplaciente,
critica constantemente a los demás (políticos, jueces, la sanidad…) pero no hace nada para subsanarlo. Espera que los problemas se solucionen por arte de magia y
piensa que “como en España en ningún sitio”, eso sí, con gran dosis de pesimismo, fatalismo, individualismo, resentimiento, cautela, simulación y conformismo.
El Juanito/a, español/a o naturalizado/a en su caso, acude -en esto de la salud- al
médico de cabecera o de familia en enfermedades no graves (o inventadas) como si fuera a su trabajo -qué digo, mejor-. Con su Baja laboral conseguida sin causa ni obstáculo, algunos van todas las mañanas a por recetas para continuar de Baja, y
el médico ni los ve ni lo considera necesario, y así todos contentos, ya se sabe quién paga.
La sanidad española, a pesar de lo estupenda que es en muchos casos y ocasiones
-porque también hay quienes hacen las cosas muy bien-, está tocada de muerte por la mala gestión política y profesional, y por los usos y abusos que se cometen
por la mayoría, y que nadie quiere abordar con realidad. Es mejor dejarlo pasar, hasta que la vaca no de más leche.
Los médicos -que algunos tienen grandes virtudes- permiten con toda sinceridad que los ciudadanos abusen del sistema para que no los denuncien. No quieren
problemas de ningún tipo, pero quieren seguir mandando en todo el mundo y que se hagan las cosas como les interesa, con su privada por las tardes y sus peonadas.
Lo demás no es cosa suya, ni siquiera la seguridad terapéutica de sus pacientes, pues ellos nunca se equivocan ni en las dosis, y si se originan daños a la salud por
la prescripción, son siempre por causas de los fármacos aprobados por las Agencias de medicamentos.
Los galenos, en general, no dejan tocar bola en este asunto a la farmacia hospitalaria, cuando en muchas ocasiones conocen los fármacos mucho mejor que
ellos. Los inspectores de la Seguridad Social se inhiben y ahuecan el ala para no tener problemas con los médicos ni con sus cargos directivos. Que inspeccionen otros.
De la industria farmacéutica qué voy a decir. Su filosofía es clara y antigua: cuantos más fármacos se compren y se tomen, mejor. Si son seguros, bien, y si no, qué le vamos a hacer -la misma cantinela- las Agencias de Medicamentos se los han
aprobado, aunque en muchas ocasiones ellos les ocultan los gravísimos riesgos que conllevan.
Las Agencias de Medicamentos hacen lo que pueden y lo que quieren, a veces,
como ha ocurrido con la Agencia Francesa del Medicamento con el caso del fármaco Mediator de Laboratorios Servier, comercializado desde 1976 y que ha causado
-a la baja-, según un informe reciente de la propia Seguridad Social francesa, más de quinientos muertos y más de 3.500 afectados.
Ha tenido que ser la actuación heroica contra todos de una neumóloga francesa, Irene Franchon, que demostró previamente los graves efectos adversos del
fármaco, entre otros, malformaciones cardiacas, y cuyas palabras reproducimos: “Todo esto ha sido una autentica catástrofe. No sólo por las muertes, sino por todas las personas afectadas. Este medicamento, pensado para la diabetes, era usado, sobre todo, por mujeres mayores de 50 años, que con la menopausia habían engordado. Entonces, para rebajar esos kilos, el médico les recetaba Mediator. Era muy popular. Hay que tener en cuenta que como remedio para la diabetes no era muy bueno. Y como adelgazante, o como producto que quitaba el apetito, pues actuaba como una anfetamina. No vi mucha prisa en la Agencia del Medicamento Francesa por prohibir su comercialización al entregar mi informe. Los laboratorios tienen lobbies muy poderosos y la Agencia de Seguridad tenía miedo al laboratorio. El sistema tiene debilidades muy importantes. Cuando lo retiraron, el Ministro de Sanidad me dijo que iba a poner a los inspectores a trabajar y que se abriría una investigación”.
Olé, Olé, y Olé. Esto pasa en todos lados, fíjense además que la patronal farmacéutica española, Farmaindustria, quiere fichar nada menos que a Felipe González, para que les asesore en estas menudeces. Respeto todas las opiniones pero ni Felipe podía caer tan bajo ni estos tan alto. Tiene que haber mucho Money-
Price en el asunto. Lo mismo lo de los bonsáis a Felipe no le ha ido tan bien como se esperaba. Cosas así dan mala imagen por muchos anuncios que se pongan luego
Todo esto debería hacer recapacitar a esos ciudadanos atiborradores de medicamentos sin causa, y a todos, pero no será así; es mejor seguir como siempre, cambiar cuesta mucho trabajo y… como que no apetece. De todas formas
algunos paganinis del sistema estamos hasta los huitos de esto, y quizás nos hagamos objetores de todo para que, por lo menos, este atraco no se haga con
nuestro dinero. Arreglaros como podáis, pero luego no os quejéis de que ya no queda pasta para vuestra salud y vuestros negocios.
Pulmonary Rehab Program at Springfield HospitalIndividuals that live with chronic lung disease such as COPD (Emphysema, Chronic Bronchitis) andrestrictive disease (Pulmonary Fibrosis) are often unable to fully participate in their own lives and thelives of their family and friends. Treatment can be confusing and frustrating for patients—and thosewho care for them at home. Springfield Hospital'
C h i r u r g i e - h e e l k u n d i g e i n g r e e p Afhankelijk van de uitgebreidheid van de weg te nemen letsels, kan dit in het kabinet tijdens een consultatie onder lokale verdoving gebeuren of in AZ ALMA (onder lokale of algemene verdoving) VERDOVING : De betreffende huidafwijking wordt eerst plaatselijk verdoofd met een injectie. Hierbij voelt u eerst een klein prikje van de i