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Ayudas Ergogénicas:
aspectos a tener en cuenta para evaluar su efectividad y seguridad
Al analizar el tema de los suplementos es frecuente que surjan dudas. En primer lugar, por la diversidad de términos que podemos encontrar, no siendo claro para los consumidores a veces a qué tipo de productos o sustancias aluden. En segundo lugar, hay una enorme variedad de productos en el mercado, así como los potenciales usos y beneficios que a los mismos se les atribuyen. En EE.UU. se define a un suplemento dietético como un producto consumido por vía oral que contiene un ingrediente dietario que busca suplementar la dieta. Este ingrediente dietario puede incluir vitaminas, minerales, hierbas, AA y otras substancias (enzimas, metabolitos, etc.); también pueden ser extractos y concentrados (de plantas o alimentos). Se pueden presentar de diferentes formas, como tabletas, polvos, geles, líquidos, etc., y no se los considera como drogas o medicamentos (DSHEA, 1994). En un sentido simple, una ayuda ergogénica (AE) es una substancia capaz de aumentar la capacidad de trabajo físico o mental (Benardot, 2006). Sin embargo, no hay un consenso acerca de lo que es una AE. También se las puede considerar como cualquier técnica de entrenamiento, práctica nutricional, ayuda mecánica, método farmacológico o técnica psicológica que sea capaz de aumentar la capacidad de rendimiento y/o mejore las adaptaciones al entrenamiento (ISSN, 2010). Las AE se pueden clasificar en: a) AE Nutricionales (bebidas deportivas, cafeína, creatina, etc.), b) AE Farmacológicas (anabólicos esteroides, efedrina, etc.), c) AE Fisiológicas (doping sanguíneo, etc.), d) AE Mecánicas y de Entrenamiento (materiales aerodinámicos, etc., e) AE Psicológicas (técnicas de relajación, etc.). Si bien el demostrar la efectividad de un suplemento en la mejora del rendimiento o algún otro resultado atribuido parece simple, en realidad no lo es. Al analizar los tipos de evidencia que tenemos para respaldar o no el uso de alguno de estos productos, vemos que existen diferentes tipos de evidencias, siendo cada una posiblemente del interés de diferentes “públicos” (por ej., el tipo de evidencia que busca un investigador, no es necesariamente la misma que le interesa a un entrenador o deportista). Se podrían considerar 4 tipos de evidencia: a) teorías científicas, b) publicidad, c) anécdotas, d) investigación científica; esta última es la que se considera ideal para demostrar la efectividad de cualquier AE. Evaluar los productos disponibles en el mercado puede llegar a ser algo complicado. También se debe tener en cuenta que la regulación del mercado es muy exhaustiva. Algunas cuestiones básicas para tener en cuenta son que si la publicidad suena demasiado bueno para ser verdad, es muy probable que no lo sea, que “natural” no es sinónimo de “seguro”, y que sobre algunos productos se sabe poco o nada. El uso de suplementos y AE nutricionales presenta tanto beneficios y problemas. Entre los beneficios podríamos señalar: a) ayudan cumplir metas nutricionales específicas, teniendo así un efecto ergogénico indirecto (por ej., cubrir los requerimientos de carbohidratos o fluidos durante la competencia), b) tener un efecto ergogénico directo, c) producir un efecto placebo (es decir que, aún sin tener un efecto ergogénico real, pueden mejorar el rendimiento debido a estímulo psicológico). Entre los problemas se reconocen: a) costos, especialmente cuando se usan simultáneamente varios productos; este aspecto es muy importante evaluarlo en productos que tiene poca evidencia; en ocasiones se debe priorizar el uso en las competencias o períodos de entrenamiento más importantes; b) efectos secundarios, si bien el riesgo es bajo, pude haber reacciones alérgicas, sobreexposición por automedicación y envenenamiento por contaminación; c) riesgo de doping, ya que algunos ingredientes pueden estar prohibidos (AMA/COI), otras veces pueden tener sustancias prohibidas no declaradas, también pueden estar contaminados por malas prácticas de manufacturación; d) desviación de las verdaderas prioridades, se debe tener presente que el éxito deportivo es un fenómeno multifactorial complejo (depende de la genética, del entrenamiento llevado a cabo durante años, de una óptima nutrición, etc.), y es imposible suplantar estos elementos con el uso de suplementos, sin embargo, muchas veces son vistos como un “atajo” para alcanzar el éxito por los atletas. Lo ideal sería clasificar a los suplementos y AE nutricionales según la evidencia científica disponible. Un ejemplo de esto es el Programa de Suplementos Deportivos del Instituto Australiano del Deporte (IAD, 2011). Consiste en un sistema de clasificación en base a un análisis de riesgo-beneficio de cada producto; es realizado por un grupo de expertos y revisado anualmente. Clasifica a los suplementos deportivos en 4 grupos: • GRUPO A: suplementos aprobados. Ejemplos: bebidas deportivas, geles deportivos, barras deportivas, suplementos alimenticios líquidos, proteína s de suero, suplemento de calcio, suplemento de hierro, multi-vitamínico/mineral, probióticos para protección intestinal, reemplazo de electrolitos, vitamina D, creatina, cafeína y • GRUPO B: suplementos aún bajo consideración. Ejemplos: β-alanina, antioxidantes (vit. C y E), HMB, carnitina, aceite de pescado, probióticos, para protección inmune, quercetina (flavonoide antioxidante), otros polifenoles como antioxidantes y anti- • GRUPO C: suplementos con limitadas pruebas de efectos beneficiosos. Incluye: ribosa, coenzima Q10, ginseng, suplementos de vitaminas cuando no se utilizan como lo indicado en el Grupo A, glucosamina, picolinato de cromo, Inosina, Piruvato, ZMA, aceites de TCM, otras hierbas (cordyceps sinensis y rhodiola rosea). • GRUPO D: suplementos que no deben usarse. Incluye: estimulantes (efedrina, estricnina, sibutramina, otras hierbas estimulantes), pro-hormonales (DHEA, androstenediona, 19-norandroestenediona, otros pro-hormonales, tribulus terrestris y otros productos botánicos relacionados a la testosterona) y el glicerol. En resumen, podemos afirmar que existen muchos productos en el mercado y se renuevan a gran velocidad; sin embargo, pocos cuentan con suficiente evidencia de su efectividad y seguridad. Lo más adecuado sería pensar que algunos suplementos, en algunos deportistas, en algunas situaciones pueden ser útiles. Es fundamental educar a los deportistas y los entrenadores para un correcto uso de los suplementos deportivos. Referencias Bibliográficas: Benardot, D. 2006. Advanced Sports Nutrition. Human Kinetics. Kreider R. et al. 2010. ISSN exercise & sport nutrition review: research & recommendations. J.I.S.S.N., 7:7.

Source: http://congresonutricion.univa.mx/memorias2011/03-ayudasergonomicas.pdf

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